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Historia del Thunderbird

Todo comenzó hace exactamente 50 años, en Paris, cuando dos hombres Lewis Crusoe y George Walker (el primero hombre de negocios relacionado a Ford y el segundo jefe de diseño de esa compañía) caminando por el Grand Palais, vieron en exposición uno de los autos más deportivos del mundo. Crusoe le dijo a Walker: “¿Por qué no hacemos algo como eso?”, a lo que él le replicó “tenemos un trabajo similar en desarrollo en nuestros talleres en este momento”.

Transcurría octubre de 1951 y el proyecto que Ford mantenía en secreto sobre el desarrollo de un automóvil totalmente nuevo, no solo en su aspecto sino como concepto, estaba tomando forma.

Debía pesar menos de 1300 kilos, ser de 2 plazas, convertible o con techo, motor V8, buena distribución de peso, aceleración mejor que sus competidores y que desarrollara una velocidad máxima de 160 km por hora como mínimo. Debía estar totalmente equipado y dirigido hacía un público relativamente jóven.

Las sucesivas modificaciones que sufrió el proyecto atrasaron el lanzamiento del vehículo, eso no hizo más que aumentar las espectativas por el misterioso auto de Ford. Entre estas modificaciones se encontraban la parrilla que es una mezcla de la de los Ford de ese momento y la de Ferrari, una toma de aire simulada en el capot para hacer lugar al filtro de aire, paragolpes delanteros con insertos tipo bala y escapes duales integrados con el paragolpe trasero.

El 18 de mayo de 1953 Crusoe vio la maqueta de arcilla en tamaño real, terminada y pintada, que se correspondía con el auto que vería la luz en el otoño de 1954. Ford estaba ansioso por mostrarle al mundo su nuevo producto, pero faltaba un detalle, el nombre que llevaría ese gran automóvil. Se dice que entre 5000 nombres fueron elegidos los siguientes “Tigre”, “Coronado”, “Savile”, “Runabout”, “Arcturus” y “Detroiter”. Crusoe insatisfecho puso un premio de U$S 250 de aquella época para aquel que le diera un nombre adecuado. Un jóven estilista de Ford, Alden Giberson, propuso “Thunderbird”, extraído de una leyenda conocida por la gente del sudoeste de EEUU acerca de un ser místico que proporcionaba ayuda divina al hombre en el desierto de Arizona y Nuevo Mexico.

Finalmente el 20 de febrero de 1954 es visto por el público en la primera exposición de la posguerra y meses más tarde en septiembre comienza su producción en serie como un modelo de 1955. Así comienza una leyenda que crecería con cada generación del Thunderbird.

El T bird como lo llaman los americanos costaba U$S 2695 en 1955. Esto incluía tacómetro, reloj, asientos eléctricos, y el motor V8 292 como motor standard, la mayoría fueron ordenados con overdrive o transmisión automática. El auto fue todo un suceso, combinando lujo y aspecto deportivo en proporciones adecuadas, ya que en los primeros 10 días de ventas se registraron pedidos por 3500 unidades. Esto contradecía las expectativas de Ford de fabricar 10000 unidades por año.

En 1956 se corrigieron algunas falencias, ventilación del habitáculo, comodidad del baúl y se generó una mayor visibilidad al ubicar ventanillas del tipo ojo de buey en los parantes traseros. Aparece como opción el motor V8 de 312 pulgadas cúbicas. En el 57 cambia su tablero, que ahora además de ser acolchado comparte el instrumental con el Ford Victoria. Un opcional muy avanzado para aquel entonces era la radio DIAL-O-MATIC que aumentaba su volúmen a medida que el motor variaba su régimen. Estaba disponible un supercargador PAXTON y un sistema de inyección de combustible. Pero este sería el último año del T bird biplaza.

Los del 58, 59 y 60 fueron conocidos como los “square birds” palabra que significa formal y señalaba su elegante estilo. La idea de dotarlo de 4 plazas, más lujo y potencia, rindió sus frutos ya que se vendieron en 3 años 198191 unidades de las cuales 2600 tenían techo corredizo.

En 1961 aparece el diseño tipo proyectil inspirado en por el auge que existía por la cohetería espacial en aquel momento. Cabe señalar que este auto no poseía chasis, su carrocería era autoportante. Su aumento de tamaño es acompañado con motores de hasta 401 HP. La columna de dirección se desplazaba hacia la derecha para facilitar el ingreso, la capota en el convertible se ocultaba en el baúl, pero estas eran solo algunas de las más de 100 innovaciones.

En 1962 el convertible podía convertirse en roadster de 2 plazas con el agregado de un tuneau de fibra de vidrio del color del auto que ocultaba el asiento trasero por completo. Había una versión Landau que constaba de un techo vinílico con un herraje en el parante que simulaba el fleje de una capota de carruaje. Los precios eran cada vez más elevados llegando a U$S 7000 en el 65.

En el 64 se realiza un restyling que se mantuvo con cambios menores hasta el año 1967, año en que cambia el concepto Ford para este vehículo nuevamente ofreciendo un modelo de 4 puertas, las traseras de apertura opuesta como las del Lincoln llamadas suicidas, faros ocultos y capacidad para 6 pasajeros. Este diseño que dura hasta el 70 es conocido como Jet.

En 1970 un nuevo estilo toma lugar. La parrilla y paragolpes parecían de una sola pieza, su interior era todo lujo y confort con motores de hasta 429 pulgadas cúbicas para elegir.

Al año siguiente el Thunderbird era tan popular que se ofrecía un pack de 2 unidades: para él y para ella con toques de distinción en cada uno de ellos y un costo de U$S 25000 por los dos.

Entrando en los 80 se volvió más pequeño, conservador y económico con un diseño de líneas rectas.

En 1983 aparece el Aero-style que perdura hasta el 89 cuando es lanzado un diseño avanzado, con tecnología en lo que a inyección de combustible se refiere extraída del desarrollo de los ingenieros de Ford para la F1. A pesar de esto sus ventas continuaban descendiendo hasta que en 1997 se decide finalizar su producción. Esta discontinuación fue por poco tiempo ya que en mayo del 2000 Ford anunció la vuelta del T bird a partir del 2002 presentando un derivado directo del concept del Salón de Detroit de 1999. Este impresionante 2 plazas de diseño retro, similar al del 55 pero con tecnología del siglo XXI seguramente pondrá a volar al pájaro de trueno nuevamente.

Eduardo Leotta
Automóviles Americanos en Argentina